Carlos Medina Gallego
La academia tiene con el proceso de paz que se avecina la
responsabilidad intelectual, científica, civil, ciudadana e
institucional de colocar todos sus recursos y presupuestos de
inteligencia al servicio del proceso de solución política negociada del
conflicto armado y para ello debe llamar la atención sobre los
aprendizajes de los procesos de dialogo y negociación de los últimos
cinco lustros, de los que se derivan varias enseñanzas:
La primera y fundamental es el reconocimiento y el pleno
convencimiento de las partes que el proceso de reconciliación y la
construcción de una paz estable y duradera pasa necesariamente por la
renuncia definitiva y absoluta a la conquista de la victoria militar y,
la disposición de las voluntades políticas para transitar un proceso de
conversaciones, consensos y concertaciones en un escenario de acuerdos
democráticos en los que se reconocen y respetan las diferencias y se da
especial atención al interés nacional.
La segunda es admitir que existen unas causas estructurales del
conflicto que es urgente comprender, atender y superar con una propuesta
de transformaciones que comprometen la voluntad, los esfuerzos e
intereses de todos los sectores de la sociedad. Unas causas que
reclaman reformas sustanciales en relación con la propiedad de la
tierra, la redistribución equitativa de la riqueza, la democratización
del régimen político, la aplicación de justicia y, sobretodo, la
construcción de condiciones de bienestar general para la población en
materia de empleo, salud, educación, vivienda y seguridad.
Todos estos cambios deben quedar consignados en un acuerdo político
para construir la paz, que desde luego demanda cambios institucionales y
constitucionales, que requieren el tiempo que sea necesario para
producirse en el marco de la orientación de un nuevo plan de desarrollo
que tome en consideración el espíritu de los acuerdos.
La tercera consiste en situar en un lugar de atención privilegiada la
superación de la crisis humanitaria en el marco de las garantías
constitucionales y los esfuerzos institucionales y sociales que convocan
el respeto de los derechos fundamentales, los derechos humanos y el
derecho internacional humanitario prestando atención integral e
inmediata a las victimas de la violencia.
La cuarta, tiene que ver con la profundización y extensión de la
democracia cuyo requerimiento esencial consiste el fortalecer y proteger
las formas de organización social y política de la sociedad civil, los
movimientos sociales y las comunidades, como expresiones legitimas en
las dinámicas de los conflictos colombianos, garantizando los más
amplios y democráticos mecanismos de expresión y participación en los
escenarios de decisión política y construcción de paz. Esto implica la
descriminalización y desjudicialización de la protesta social y el
reconocimiento y protección de los liderazgos naturales de las distintas
formas de organización y las comunidades en general.
La quinta consiste en asumir como parte del acuerdo de solución
política el compromiso de las partes de trabajar conjuntamente en la
solución definitiva de los problemas del paramilitarismo y el
narcotráfico sin lo cual consolidar un autentico proceso de paz y
reconciliación no es posible.
La sexto, de especial relevancia, consiste en valorar y convenir el
acompañamiento solidario de la comunidad internacional, incluyendo la
participación decidida de los organismos multilaterales y el gobierno de
los Estados Unidos, no solo en la etapa de conversaciones y firma de
acuerdos, sino, en los blindajes que requiere el proceso en la etapa de
postacuerdos, en el marco de una clara delimitación de su rol el cual no
debe erosionar la independencia del proceso, la libre determinación y
la soberanía de la nación.
En general considero que la academia debe jugar un papel activo en el
proceso, nutriendo con objetividad cada uno los temas de la agenda y
que a ese recurso deben recurrir en igualdad de condiciones las partes.
Que el patrimonio de inteligencia con que cuenta el país con sus
distintos puntos de vista y propuestas de solución de problemas, puedan
estar al alcance de la mesa de conversaciones sin otro propósito que
proporcionar insumos para la toma de decisiones.
Fuente: http://prensarural.org/spip/spip.php?article9252&fb_source=message
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